Pese a ser delgada, esa línea tiene que ser clara y precisa porque separa el hacer autónomo y desde la fidelidad a uno mismo, del hacer por suposiciones , preconceptos o interpretaciones.
Suponer, temer, querer controlar son trampas que hacen que se reaccione en lugar de generar un accionar directo y genuino.
Y la mayoría de las veces, lo que se piensa no resiste una investigación, la pregunta al involucrado o la constatación de lo real.
Ahora, el suponer es automático y nace de la capacidad de análisis y planificación además desde el sentimiento, la emoción y la intención.
La clave está en no actuar automáticamente desde lo que se considera sino utilizarlo como lista de cosas a averiguar, base de conversaciones ineludibles, condiciones de satistacción a tener en cuenta.
La línea entonces es el límite para no dejarse llevar por el desarrollo propio de la interpretación y avanzar en la investigación, la constatación y la escucha.
Asegura no caer en impulsos, ni obturar realizaciones, y propone la incorporación de la validación del propio decidir, la realidad y del otro en la construcción del propio hacer.
No te escribo porque asi lo elijo. Y espero, acepto tu respuesta, y trabajaré luego con ella.
Mucho más directo, claro y genuino.
¡Hasta la próxima!
Andrea
Es mi dilema diario.
¡Gracias por comentarlo Dolores! Es un espacio trabajable.¡Hasta pronto!