Esta fugacidad que tan bellamente retrata Maria Rosa Serdio Gonzálezen su haiku, está presente en la vida actual aun si nos quedáramos tan quietos como el gato y la mariposa de la imagen.
No importan los esfuerzos por controlar, asegurar, definir certezas, la incertidumbre y la volatilidad no se presentan como olas sino como un océano en el que estamos invitados a nadar.
Para ello es mejor estar livianos que arrastrando resentimientos , ágiles para abordar cambios cuando sean necesarios o elegidos y dispuestos a crecer con cada brazada que demos.
Declararnos aprendices sin dejar de reconocer lo construido, gestionar los estados de ánimo para que ayuden en lugar de entorpecer y abrir los ojos y la escucha para dejar que lo que aparezca asombre.
Cultivar si, la serenidad del gato y la levedad de la mariposa, no temer tragar agua o equivocarse y seguir adelante hasta encontrar la red que nos haga no solo ser mas sino estar bien acompañados.
Y estirar la mano , ayudar , contener, comprender y construir.
Todos somos nadadores.
¡Hasta la próxima!
Andrea