Las comunidades de aprendizaje se forman cuando comenzamos a apropiarnos de los aprendizajes que elegimos.
Cuando nos rodeamos de una comunidad, es inevitable que cambie nuestra identidad.
Su valor incluye acompañarnos sin exigencias, desde el equilibrio que da el caminar con otros, la libertad que propone no tener todas las respuestas, la empatía de la escucha, la validación de cada aporte y la espontaneidad de poder aparecer desde los propios escenarios.
Con la humildad de reconocer que no se sabe todo y la flexibilidad para subir y bajar por la escalera de aprendizaje en tanto se busca, como sigue diciéndonos Ivonne Hidalgo, “prosperar en cualquier futuro posible”.
E invita a ejercer el protagonismo.
¡Hasta la próxima!
Andrea