Quizás porque él era un sublime tejedor de historias, Ricardo Piglia sintetiza en esta frase compartida por Trabalibros en Twitter, la ineludible comunidad que conformamos y su irreductible fuerza.
Ninguna historia entonces, según Piglia, nos sería ajena.
Y ahi radica la enorme posiblidad de aceptación, comprensión, empatía y encuentro que se abre.
La opción definitoria de no quedarse como simple espectador, y hacer lo que se pueda desde la trama de la propia vida.
La posibilidad de elegir a partir de la resonancia en la propia experiencia.
El llamado a participar basado en el sentirse parte.
El otro es , desde la urdimbre de historias, un verdadero semejante.
Ese espejo convoca.
¡Hasta la próxima!
Andrea