preocupación

Tal como muestra en su ilustración de este proverbio Pablo Bernasconi, las preocupaciones suelen comernos la cabeza, no siempre en consonancia con la realidad de los problemas.

Es que solemos preocuparnos, como dicen otros refranes, antes de ocuparnos.

Esto es pensar con insistencia en que algo puede ser perjudicial o peligroso, sintiendo desasosiego, inquietud o temor en lugar de hacer lo posible.

Caer en este tipo de reacciones que hacen que se creen relatos agoreros sobre lo que podría pasar, se vean todas las salidas tapadas, y se sienta uno incapaz de solucionar algo, implica perder la paz mental, invalidar los recursos propios y considerar las circunstancias desde la peor perspectiva.

¿Como evitar caer en el pozo de las preocupaciones? 

Comentando lo que preocupa para encontrar miradas diferentes, escuchando activamente, esto es buscando entender y no contrastar con lo que ya sabemos. 

Reconociendo que los juicios que se tienen dan forma a lo que se percibe y que podemos estar  tergiversando   la situación.

Responsabilizándose de hacer lo que si se puede, pedir ayuda, hacerse cargo de accionar para poder no solo avanzar sino también reconocer nuevas oportunidades.

La gran mayoría de las cosas que nos preocupan no sucederán.

Sobre todo si tomamos la información que trae la preocupación para  desarrollar acciones actuales que allanen el camino, faciliten accesos y cambien las circunstancias.

¡Hasta la próxima!

Andrea

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