Roal Dahl, creador, entre otras maravillas, de Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante, Matilda, Las brujas y Relatos de lo inesperado, define en esta declaración algo aplicable a muchas cosas.
La magia no se puede encontrar si no se cree en ella. Tampoco la amistad, la buena voluntad, la inteligencia, la apertura mental, la comprensión, la valentía y la buena disposición… y ¿por qué no sus contrapartes negativas?
Si no creemos en que en las intenciones de los demás hay mala voluntad o incomprensión ¿no las hallaremos? ¿o permitiremos que afloren otras cosas?
Las creencias y los preconceptos con respecto a los otros determinan no sólo la opinión que tenemos de ellos sino también las acciones, los modos , la forma en que los trataremos. Si consideramos que son …..(acá completen por favor con sus propias suposiciones), entonces nos comunicaremos, actuaremos, tomaremos distancia o intentaremos de acuerdo con lo que pensamos.
Esta especie de moldes que construimos desde la mirada que posamos sobre los demás, nos inclina a querer comprobar, haciendo, lo que ya «sabíamos», para terminar metiendo a cada quien en el molde.
Y no importa si la cajita preparada tiene terciopelo para contener una joya o es una cárcel. Nos impide encontrar la magia. La versión de si mismos de los otros.
¿Probamos a poner en suspenso las construcciones especulativas sobre los demás? ¿Desarmamos los moldes?
¡Hasta la próxima!
Andrea