«Tratar con cuidado. Contiene sueños», ese cartel que propone Mirko Badiale, aforista autor de «Tagliando corto», debería ponerse sobre cada persona y no solo en los niños.
Y lo que si tenemos que aprender de los niños es a estar en contacto con esos sueños, a experimentarlos naturalmente y comunicarlos sin problemas o temores.
Aun imprecisos , sutiles y muy íntimos, los sueños son expresión de la propia capacidad de sentir, pensar y crear, tienen gran poder motivador, y son base de proyectos e ideas realizables.
Considerarlos vagos, guardarlos por improcedentes, negarlos porque ya no nos corresponden, suponerlos ilusiones sin valor real, sera obstaculizar el logro de objetivos, apagar la llama creativa personal e inhabilitar la propia realización.
Validarlos e involucrarse en comunicarlos de manera clara y directa, bajarlos a tierra a través de una planificación consciente y desarrollarlos mediante acciones intencionales y consistentes será darles el lugar y el poder que les corresponde.
Respetar y abrirse a percibir los sueños de los demás implica descubrir maneras de encuentro, posibilidades de construcción conjunta y modalidades genuinas de ayuda.
Soñar nos hace hacedores.
Darles a los sueños su fortaleza pionera, será descubrir el camino que iluminan, las acciones que proponen, las posibilidades que abren.
¡Hasta la próxima!
Andrea